Palabras vivas de un poeta eterno
Permítanme que dedique esta última columna a un poeta eterno que tiene más que decirnos que muchos de nuestros contemporáneos.
Llegó a Soria para dar clases de francés.
Se llamaba Antonio Machado y no tenía vocación de profesor. Allí se convirtió en hombre nuevo, y su compromiso amable y humano cristalizó en sus versos.
En este tiempo de falsedad y retórica vacía en el que triunfan los “lechuzos tarambana” y “sayones con hechuras de bolero” de su poema El mañana efímero, conviene volver a sus palabras.
Su compromiso era con las personas. Su forma de acción, la escritura. Su meta, la justicia y la igualdad.
Nadie es más que nadie.
, repetía.
Siempre defendió enseñar a pensar por uno mismo. A dudar de todo con humor escéptico, para huir de la peligrosa seguridad del fascismo.
Sus palabras suenan hoy vivas y necesarias:
En España no se dialoga, porque nadie pregunta como no sea para responderse a sí mismo.
Su denuncia de la mentira y la calumnia vuelve a estar vigente:
Se lanza un hecho, se acepta como fatalidad y al fin se convierte en bandera. Si un día se descubre que el hecho no era cierto, la bandera no deja de ondear más o menos descolorida.
Llegó al compromiso de la mano de la preocupación social:
Pertenezco a una generación que cometió el grave error de no ver sino el aspecto negativo de la política. Ignoraba que sería una actividad de vida o muerte para nuestra patria.
Cuando el golpe de estado franquista acabó con el sueño de una España nueva, habló encaramado a un tingladillo en la Plaza de Castelar de la Valencia republicana. Venció su timidez para denunciar el asesinato del amigo Lorca.
Aquel republicano avisó a los jóvenes, un 1º de mayo, del peligro de olvidar los ideales y de convertirse en viejos avaros de bienes materiales, codiciosos del mando y del individualismo.
Nunca le gustaron los políticos «de espolones y malas tripas» y siempre defendió la sabiduría del pueblo.
Cruzó la fría frontera francesa herido de cuerpo. Pero, sobre todo, de alma. Nunca volvió a su España.
Lo expulsaron los que confunden valor y ferocidad. Los que siguen helando el corazón de la libertad, de la rabia y de la idea.
Hoy, quiero esperar con él
…otro milagro de la primavera.
Ha sido un placer estar con ustedes en la Ventana de Verano. Gracias por estar al otro lado.
Sean felices.
Imagen: Cy Twombly, De la serie Lepanto, 2001
Fotografía: Mauthausen. Campo de exterminio nazi donde penaron y murieron españoles republicanos
Aún conservo en el recuerdo sus clases de comentario de texto en el María Enríquez, el primero de ellos a partir del «A un olmo seco» de Machado. Gracias por seguir así.
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Gracias a ti, Alex. Son las palabras más bonitas que puede escuchar una profesora. Que sus alumnos recuerden sus clases. Y que las hayan asimilado como tú. Un abrazo.
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Magnificas todas tus intervenciones y como no podía ser de otra forma terminas con Machado, voy a releerlo, me gustaría tener mas presentes muchas de sus poesías. Gracias por recordarnoslo, siento que sea por cosas tristes. Me quedo con «Nadie es mas que nadie» una frase sencilla de recordar y difícil de practicar entre las personas. Besos.
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Muchas gracias, Ana. Tienes razón. Si practicáramos más esa frase y fuéramos más humildes nos iría mucho mejor.
Te dejo uno de sus sabios proverbios:
«Para dialogar,
preguntad primero,
después… escuchad.»
Un beso
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Conozco a una mujer grande, grande porque no se le olvida que siempre se puede seguir creciendo, que lo pequeño no tiene por qué serlo para siempre. Pocas veces la he visto llorar, un par como mucho en estas ya casi dos décadas. Pero hace poco se emocionó, se emocionó hasta saltársele las lágrimas. Una mañana soleada de agosto, costa francesa mediterránea, Coillure, frente a la tumba del poeta.
A mí me enseñó ella a sentir la fuerza de sus palabras, igual que tú habrás enseñado a otros muchos. Os parecéis tanto … ¿Tal vez la próxima visita a Antonio Machado la hagamos juntas?
Mila muxu
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Conozco a una joven grande a la que le gusta jugar a despistar. Cambia de nombre, de lengua y siempre es certera, sabia, tierna en sus comentarios.
Me engañó en uno de los recientes. Algo había en aquellas palabras que me llevaba a ella y sin embargo, dudé.
Ahora estoy segura. La mujer grande que no para de crecer y que le sirve de modelo me ha llevado a ella. Y Machado, y Collioure (en catalán Cotlliure), y una tumba humilde y entrañable ante la que también me emocioné, un día ya lejano de un lejano verano.
¿Por qué no un viaje juntas en un futuro para recordar a Machado?
Mila muxu. Mil besos. Moltes gràcies.
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conozco a una bicicletera a la que no le gusta llorar. creo que, aparte de que pueda ser una carencia, lo tiene como un principio: mejor reír que llorar. no obstante, se emociona, y frecuentemente leyendo blogs…
al margen de la bicicletera. he encontrado el comienzo de la primera clase que tendremos este curso en 2º de bachillerato, cuando empecemos a hablar de machado. esta entrada. como además, a pesar de los recortes en la enseñanza pública, en nuestro insti han puesto proyectores y ordenadores en las aulas de bachiller, será más fácil. para que los alumnos se acerquen a machado con pasos seguros y para que los acompañe siempre, empezaremos con esta entrada. gracias. mila esker. musuak
una profe
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Es un honor que la bicicletera lea este blog, incluso que se tambalee su ley antilágrimas.
Pero lo es más que una de sus entradas sirva para comenzar un curso de bachillerato. El mérito es del maestro Machado. Él puede enseñar a romper leyes severas para empezar a pensar libremente.
Y lo hará en manos de una profe rompedora, incansable, innovadora… Con proyectores y ordenadores… Y en la escuela pública…Todo un lujo.
Gracias a ti. Mila esker. Musuak
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Puede que si nosotros hubiéramos empezado el bachillerato con esta entrada Machado no sonara hoy lejano y ajeno. Tal vez aquella muerte que entró por el balcón no hubiera sonado insignificante entre chistes adolescentes. Me dio la risa al leer el poema (el compañero de al lado se reía de mí porque «leo raro, me motivo demasiado, son solo palabras»), la profesora se enfadó. Yo sabía que Machado no, pero era ella la que mandaba allí, más que aquel extraño lejano en el tiempo, frío y deshumanizado en sus poemas de libro de texto.
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Un hombre que no quería ser profesor, pero que fue un maestro. Su obra es de lectura continua para mí. Casi nada.
Gracias por el blog, por la expresión, por la difusión de la palabra abierta siempre.
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En efecto, un maestro eterno.
«Nunca os jactéis de autodidactos, os repito, porque es poco lo que se puede aprender sin auxilio ajeno. No olvidéis, sin embargo, que este poco es importante y que además nadie os lo puede enseñar.»
Juan de Mairena
La sabiduría de este alter ego de Machado, escéptico e indulgente con todos, debería ser de obligada lectura para cualquier profesor que quiera acercarse al ideal de ser maestro. Su juicio sigue siendo actual muchos años después.
Gracias por sus palabras y por leer mi blog. Siempre «Nos queda la palabra».
Un saludo
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